En días pasados se extendió la noticia en prensa de que en Cabezón de la Sal se pedía a los visitantes del Monumento Natural de las Secuoyas que dejaran de abrazar y tocar las secuoyas porque estaban produciendo el deterioro de las mismas. Este deterioro puede apreciarse en casi todos los ejemplaras hasta una altura de algo más de 2 m. a donde llega la mano de una persona, y puede apreciarse ampliando esta fotografía. En fin somos peor que el caballo de Atila, allá donde vamos, aun sin esa intención, lo arrasamos todo.
Canon 6D+Tamron 35-150mm; f/9.0; 1/60; ISO 5000.
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