Cuando ando entre la
vegetación en primavera y verano tengo la costumbre de mirarme los pantalones
por si recojo alguna caparra. Ese día de agostos acababa de salir el sol
mientras buscaba algún bichico (que no fueran caparras) entre la vegetación cuando
me miré el pantalón y lo que llevaba pegado era este precioso caballito del
diablo todavía aterido de frío; lo recogí con la mano depositándolo sobre las
flores de una zanahoria silvestre y se dejó fotografiar sin ningún problema.
180 mm; 1/13; f/8; ISO 100; trípode y cable disparador. |
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